Lisboa sigue siendo uno de los lugares más atractivos para un dibujante.
Sus fachadas revestidas de azulejos, sus calles empinadas
recorridas por tranvías encantadores, la vitalidad de la calle,
hacen que siempre sepa a poco lo que consigues llevarte al cuaderno.
Estos son mis dibujos de una estancia reciente de invierno.
Esquina de la Praça Martim Moniz , a los pies del barrio de la Mouraria,
dónde inicia su recorrido el conocido tranvía nº 28 que procuramos coger aquí
para poder disfrutar sentados del trayecto de más de 10km.
recorriendo los antiguos barrios de la ciudad, Alfama, la Baixa , Chiado, Estrela, ...
El interior de madera y los chirridos en las empinadas subidas
te hacen disfrutar más aún de la experiencia.
Castañeros.
Preparan unas humaredas blancas increíbles, y de hecho las castañas
salen blanqueadas, con un aspecto calcinado,
en lugar de ennegrecidas como en España.
Quiosco -bar de la Praça Luís de Camões.
Aunque todos tienen una estructura básica común,
cada quiosco es diferente y proporciona
al parque o plaza que lo rodea un encanto especial.
Son uno de mis temas favoritos.
Pastelaria Forum.
Los portugueses introducen su pastelería en gran parte de los
locales de toda la vida abiertos al público
Patio interior.
Las ciudades muestran un espacio público común a todos los que la visitan,
pero existen otros, hermosos a su manera, que recordaremos especialmente por ser el telón de fondo del lugar dónde nos alojamos.
Es el caso de ésta vista que podíamos contemplar desde el ventanal de nuestra cocina.
La larga escalera pertenecía a un albergue y en ella solían aparecer jóvenes charlando mientras se fumaban un cigarro y otros que aprovechaban para hacer sus llamadas por teléfono.